Pisos de mármol reconstituido, rejas geométricas, divisiones vidriadas y colores fané recuperaron su brillo gracias a una restauración amorosa. «Y pensar que hace diez años, fue mi locura», dice el mismo tango que comienza con ese bello y rotundo: «Sola, fané y descangallada». Con mucho menos drama, lo que evoca esta casa de 1972 es el triunfo del hombre sobre el deterioro del tiempo.
El Living

Ese hombre en esta historia es el arquitecto Matías Vogliano, quien vio (e hizo ver a los dueños) estos espacios y sus elementos en contexto. «En todo momento insistí en la calidad de los materiales y la importancia de preservarlos; que hiciéramos el ejercicio de olvidarnos de revestimientos y terminaciones equivocadas para rescatar la naturaleza de la casa».

«Al modificar ambientes era inevitable romper; hicimos un trabajo artesanal para conservar el piso de mármol»
Arq. Matías Vogliano
Remodelado, el vajillero existente separa y permite independizar la cocina rediseñada por el Estudio. El nuevo planteo, que modernizó y amplió sus funciones, incluye un amplio ventanal, la isla y una despensa sobre un antiguo acceso desde el living.
La Cocina

Crédito: Daniel Karp
Remodelado, el vajillero existente separa y permite independizar la cocina rediseñada por el Estudio. El nuevo planteo, que modernizó y amplió sus funciones, incluye un amplio ventanal, la isla y una despensa sobre un antiguo acceso desde el living.

Crédito: Daniel Karp
«Las cambiamos», sentenció inicialmente la dueña apuntando a las setentosas rejas blancas. El arquitecto sugirió más bien pintarlas de negro. Además de «salvarlas», las convirtió en un elemento distintivo del proyecto.

Crédito: Daniel Karp
El nuevo esquema de la cocina trasladó las funciones principales a una isla central con mesada de Silestone, anafe y campana ‘Tube’ (Franke). Detrás está la zona de pileta con canilla ‘Kitchen Pro’ (Piazza). Amoblamiento en melamina ‘Olmo Finlandés’ (Faplac).
El Jardín

Crédito: Daniel Karp
«Desde la primera vez que entré, me hizo acordar a la casa de mi tío, es una arquitectura que me remonta a mi infancia. Y ni hablar del quincho. El techo circular y el dibujo del piso le dan al jardín una onda tropical que me encanta»
Dice la dueña de casa.

Crédito: Daniel Karp
De clima íntimo, la bodega tiene un mueble hecho a partir de un viejo mostrador y una heladera de kiosco forrada en madera de pino saligna aserrado. En planta alta, el hall de distribución conecta con la terraza. Como guardián del pasaje, un conejo de cerámica (Galpón Chic).


Crédito: Daniel Karp.
El Baño

Crédito: Daniel Karp
Típicas de los 70, las puertas enchapadas en fórmica estuvieron a punto de ser descartadas. El arquitecto convenció a los dueños de esperar al final, cuando el contexto permitiría realzar y defender su estética.

Crédito: Daniel Karp
Fuente: La Nación
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